1. Sonreír. Es tan sencillo como mover los músculos de la boca hacia arriba.
2. Contar un chiste sobre su tragedia.Funciona porque facilita el cambio actitudinal.
3. Ser social.
La soledad, tan necesaria en ocasiones, también conduce a la miseria, según múltiples estudios. Por tanto, una manera de combatir la infelicidad es socializar.
4.Anotar, en una frase, algo hermoso de su vida. La expresión de gratitud es uno de los pilares de la psicología positiva, últimamente muy empleada en coaching. Se trata de “centrarse en el momento presente para apreciar tu vida tal y como es, sin dar las cosas por hechas y analizando las bondades y bendiciones con las que contamos”
5. Ver vídeos graciosos, escuchar música movida de tu preferencia y comer chocolate ayuda mucho a recuperar estado de ánimo.
IMPORTANTE SE SIEMPRE POSITIVO.
Bienvenido
Este blog es para reflexionar y animarte a seguir adelante con los consejos que encontraras en él. Así mismo oraciones para el día.
viernes, 28 de septiembre de 2018
domingo, 23 de septiembre de 2018
Rosario San Miguel Arcángel
Sobre el crucifijo se dice:
V. Oh Dios, ven en mi ayuda.
R. Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre…
Después, dejando para el final las cuatro cuentas que siguen a la medalla, se toma la primera cuenta grande del rosario y se reza el primer saludo.
Por la intercesión de san Miguel y el coro celestial de los serafines, que Dios Nuestro Señor prepare nuestras almas para recibir dignamente en nuestros corazones el fuego de la caridad perfecta. Amén.
Un Padrenuestro y tres Avemarías.
Por la intercesión de san Miguel y el coro celestial de los querubines, que Dios Nuestro Señor nos conceda la gracia de abandonar los caminos del pecado y seguir el camino de la perfección cristiana. Amén.
Un Padrenuestro y tres Avemarías.
Por la intercesión de san Miguel y el coro celestial de los tronos, que Dios Nuestro Señor derrame en nuestros corazones el verdadero y sincero espíritu de humildad. Amén.
Un Padrenuestro y tres Avemarías.
Por la intercesión de san Miguel y el coro celestial de dominaciones, que Dios Nuestro Señor nos conceda la gracia de controlar nuestros sentidos y así dominar nuestras pasiones. Amén.
Un Padrenuestro y tres Avemarías.
Por la intercesión de san Miguel y el coro celestial de potestades, que Dios Nuestro Señor proteja nuestras almas contra las asechanzas del demonio. Amén.
Un Padrenuestro y tres Avemarías.
Por la intercesión de san Miguel y el coro de las virtudes, que Dios Nuestro Señor nos libre de todo mal y no nos deje caer en la tentación. Amén.
Un Padrenuestro y tres Avemarías.
Por la intercesión de san Miguel y el coro celestial de los principados, que Dios Nuestro Señor llene nuestras almas con el verdadero espíritu de la obediencia. Amén.
Un Padrenuestro y tres Avemarías.
Por la intercesión de san Miguel y el coro celestial de los arcángeles, que Dios Nuestro Señor nos conceda la gracia de perseverancia final de la fe y en las buenas obras y así nos lleve a la gloria del paraíso. Amén.
Un Padrenuestro y tres Avemarías.
Por la intercesión de san Miguel y el coro celestial de los ángeles, que Dios Nuestro Señor nos conceda la gracia de ser protegidos por ellos durante esta vida mortal y que nos guíen a la gloria eterna. Amén.
Un Padrenuestro y tres Avemarías.
En las cuatro cuentas después de la medalla se reza un Padrenuestro en honor de cada uno de los siguientes ángeles: san Miguel arcángel, san Gabriel, san Rafael y el ángel de la guarda.
El Rosario de san Miguel se termina con las siguientes oraciones:
Oh glorioso Príncipe, san Miguel, jefe principal de la milicia celestial, guardián fidelísimo de las almas, vencedor eficaz de los espíritus rebeldes, fiel servidor en el palacio del Rey Divino, sois nuestro admirable guía y conductor. Vos que brilláis con excelente resplandor y con virtud sobrehumana, libradnos de todo mal. Con plena confianza recurrimos a vos. Asistidnos con vuestra afable protección; para que seamos más y más fieles al servicio de Dios, todos los días de nuestra vida.
V. Rogad por nosotros, oh glorioso san Miguel, Príncipe de la Iglesia de Jesucristo.
R. Para que seamos dignos de alcanzar sus promesas.
Omnipotente y Eterno Dios, os adoramos y bendecimos. En vuestra maravillosa bondad, y con el misericordioso deseo de salvar las almas del género humano, habéis escogido al glorioso arcángel san Miguel como príncipe de vuestra Iglesia. Humildemente os suplicamos, Padre celestial, que nos liberéis de nuestros enemigos. En la hora de la muerte, no permitáis que ningún espíritu maligno se nos acerque para perjudicar nuestras almas. Oh Dios y Señor nuestro, guiadnos por medio de este mismo arcángel. Enviadle que nos conduzca a la presencia de vuestra excelsa y divina majestad. Os lo pedimos por los méritos de Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
V. Oh Dios, ven en mi ayuda.
R. Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre…
Después, dejando para el final las cuatro cuentas que siguen a la medalla, se toma la primera cuenta grande del rosario y se reza el primer saludo.
Por la intercesión de san Miguel y el coro celestial de los serafines, que Dios Nuestro Señor prepare nuestras almas para recibir dignamente en nuestros corazones el fuego de la caridad perfecta. Amén.
Un Padrenuestro y tres Avemarías.
Por la intercesión de san Miguel y el coro celestial de los querubines, que Dios Nuestro Señor nos conceda la gracia de abandonar los caminos del pecado y seguir el camino de la perfección cristiana. Amén.
Un Padrenuestro y tres Avemarías.
Por la intercesión de san Miguel y el coro celestial de los tronos, que Dios Nuestro Señor derrame en nuestros corazones el verdadero y sincero espíritu de humildad. Amén.
Un Padrenuestro y tres Avemarías.
Por la intercesión de san Miguel y el coro celestial de dominaciones, que Dios Nuestro Señor nos conceda la gracia de controlar nuestros sentidos y así dominar nuestras pasiones. Amén.
Un Padrenuestro y tres Avemarías.
Por la intercesión de san Miguel y el coro celestial de potestades, que Dios Nuestro Señor proteja nuestras almas contra las asechanzas del demonio. Amén.
Un Padrenuestro y tres Avemarías.
Por la intercesión de san Miguel y el coro de las virtudes, que Dios Nuestro Señor nos libre de todo mal y no nos deje caer en la tentación. Amén.
Un Padrenuestro y tres Avemarías.
Por la intercesión de san Miguel y el coro celestial de los principados, que Dios Nuestro Señor llene nuestras almas con el verdadero espíritu de la obediencia. Amén.
Un Padrenuestro y tres Avemarías.
Por la intercesión de san Miguel y el coro celestial de los arcángeles, que Dios Nuestro Señor nos conceda la gracia de perseverancia final de la fe y en las buenas obras y así nos lleve a la gloria del paraíso. Amén.
Un Padrenuestro y tres Avemarías.
Por la intercesión de san Miguel y el coro celestial de los ángeles, que Dios Nuestro Señor nos conceda la gracia de ser protegidos por ellos durante esta vida mortal y que nos guíen a la gloria eterna. Amén.
Un Padrenuestro y tres Avemarías.
En las cuatro cuentas después de la medalla se reza un Padrenuestro en honor de cada uno de los siguientes ángeles: san Miguel arcángel, san Gabriel, san Rafael y el ángel de la guarda.
El Rosario de san Miguel se termina con las siguientes oraciones:
Oh glorioso Príncipe, san Miguel, jefe principal de la milicia celestial, guardián fidelísimo de las almas, vencedor eficaz de los espíritus rebeldes, fiel servidor en el palacio del Rey Divino, sois nuestro admirable guía y conductor. Vos que brilláis con excelente resplandor y con virtud sobrehumana, libradnos de todo mal. Con plena confianza recurrimos a vos. Asistidnos con vuestra afable protección; para que seamos más y más fieles al servicio de Dios, todos los días de nuestra vida.
V. Rogad por nosotros, oh glorioso san Miguel, Príncipe de la Iglesia de Jesucristo.
R. Para que seamos dignos de alcanzar sus promesas.
Omnipotente y Eterno Dios, os adoramos y bendecimos. En vuestra maravillosa bondad, y con el misericordioso deseo de salvar las almas del género humano, habéis escogido al glorioso arcángel san Miguel como príncipe de vuestra Iglesia. Humildemente os suplicamos, Padre celestial, que nos liberéis de nuestros enemigos. En la hora de la muerte, no permitáis que ningún espíritu maligno se nos acerque para perjudicar nuestras almas. Oh Dios y Señor nuestro, guiadnos por medio de este mismo arcángel. Enviadle que nos conduzca a la presencia de vuestra excelsa y divina majestad. Os lo pedimos por los méritos de Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
lunes, 3 de septiembre de 2018
El Diezmo
1. ¿Qué es el Diezmo?
Diezmo viene de diez. Y responde a un antiguo precepto de Dios de que del total de los bienes que el Señor nos da el 90% es para el hombre y el 10% es para el Señor (su culto, la propagandización de la fe, la necesidad de los pobres, etc.)
2. ¿Quien inventó eso?
La Historia bíblica nos presenta dos orígenes para esta practica, ambos relacionado con el culto a Dios:Como signo de gratitud a Dios Abrahán ofrece el 10% del botín de guerra al sacerdote Melquisedec (Gn 14,18-20).
Para mantener el culto del Señor en su templo. Esto incluye la subsistencia del levita, ministro del culto, que se ha consagrado al servicio del Señor y que no tiene heredad en la tierra de Israel (Lev 27,30.32; Dt 14,27-29; Dt 2,12-13)
3. Y Ahora ¿para quien es el diezmo?
El Diezmo es la parte sagrada que es para Dios y su culto. No nos pertenece. Veamos este pasaje: "El diezmo entero de la tierra, tanto de las semillas de la tierra como de los frutos de los arboles es de Yahveh; es cosas sagrada de Yahveh. Todo diezmo de ganado de mayor o menor, es decir, cada décima cabeza que pasa bajo el cayado, sera cosa sagrada de Yahveh" (Lv 27,30.32)
4. ¿Donde debo dar el Diezmo?
En tu respectiva parroquia. No podemos llamar diezmo si lo damos a un sacerdote que nos cae bien o porque lo necesita. Porque el diezmo es para Dios, no para el sacerdote directamente. esto ha sido así desde siempre "Llevarán al lugar elegido por el Señor, tu Dios para morada de su nombre, todo lo que yo le prescribo: sus sacrificios, diezmos y ofrendas reservadas de sus manos, lo mas selecto de sus ofrendas que hayan prometido con voto al Señor..." (Dt 12, 11-12)Cada uno puede dar de lo suyo a quien quiera, es libre, pero eso no se puede llamar diezmo, sería una simple colaboración porque el diezmo es para la parroquia de cada uno.
5.¿Y cuanto debo de dar?
La parte sagrada de nuestros bienes es el 10%.El diezmo es parte de un camino espiritual, no te sientas forzado. Sólo si te nace del tu corazón dalo, si no te nace y te siente como obligado mejor no hacerlo porque en nada te aprovechará. San Pablo nos lo dice con las siguientes palabras:
"Cada uno debe dar según el dictamen de su corazón, no de mala gana ni forzado, pues: Dios ama al que da con alegría. Y poderoso es Dios para colmarlos de toda ganancia a fin de que teniendo, siempre y en todo, todo lo necesario, tengan aún sobrante para toda obra buena".
Recibe, Señor, mi ofrenda no es una limosna, porque no eres mendigo. No es un aporte, porque no lo necesitas. No es el resto que me sobra que te ofrezco.
Este momento representa, Señor, mi reconocimiento, mi amor. Pues si lo tengo es porque Tú me lo diste. Amén.
domingo, 2 de septiembre de 2018
Oración a San Miguel Arcángel
Arcángel San Miguel, defiéndenos en la lucha, sé nuestro amparo contra la maldad y las asechanzas del demonio. Pedimos suplicantes que Dios lo mantenga bajo su Imperio; y tú, Príncipe de la milicia Celestial, arroja al infierno, con el poder divino, a satanás y a los otros espíritus malvados, que andan por el mundo tratando de perder las almas. Amén.
Consejo del Día
Oración.
Señor, te pido perdón por mis impaciencias por mis juicio temerarios sobre los otros, por las veces que no he sido compasivo con los demás, por el sufrimiento que haya podido provocar en los que me rodean. Dame un Corazón misericordioso, caritativo como el tuyo. Gracias por ayudarme a confiar que esto sólo lo puedo lograr si practico la justicia y caridad, principalmente en mi propia familia
Suscribirse a:
Entradas (Atom)